6- El Brahmana y la Prostituta


Una mujer de la vida
Vivía frente a un brahmana
Más esto a él le ofendía
Y siempre la criticaba

Miren el desastre mío
Que el destino me ha enviado
Tengo ahora por vecino
Tal símbolo del pecado

Cada vez que un hombre entra
Con afanes lujuriosos
Se agita m conciencia
Ante tal ejemplo impropio

¡Que ignominia! ¡Que vergüenza!
¿De qué culpa se me acusa?
Ya perdí toda paciencia
Día y noche se me insulta

Qué ejemplo para mis hijos
Yo que buscaba vida santa
Y mantengo el sacrificio
Con ofrendas y mantras

No tolero esta calumnia
Pondré una piedra ante su puerta
Por cada hombre que acuda
Atraído a sus propuestas...

Así dijo y así hizo
Por cada hombre que entraba
Puso una piedra preciso
Y en esto no fallaba

Así pasaron los años
Y se juntaron las piedras
Hasta haber formado
Un gran montón con ellas

“¡Que indecencia! ¡Que descaro!”
El brahmana exclamaba
“¡Por cada piedra un pecado!”
Era su incesante alarma

“Sirva esto de escarnio
Que todo el mundo lo sepa
Que a mil actos lapidarios
Cada piedra representa...”

Y como a todos acontece
A esa mujer de mal vivir
Le llegó un día la muerte
Mientras se quejaba así:

“¡Ay de mi, pobre existencia!
Al infierno he de caer
Viví en la concupiscencia
¡Oh Señor perdóname!

Mira Señor esas piedras
Indican ni indigno actuar
Pocas son , si otros vieran
En mí se apilan muchas más

¡A cuanto hombre he engañado
Ofreciendo un falso placer!
Si he vivido del pecado
¿Puedo esperar tu merced?...”

Y cuando tocó al brahmana
Su hora final venir
También se lamentaba
Y este fue su decir :

“Viví toda mi vida
Frente a esta prostituta
Que ni una norma seguía
Que nada bueno hizo nunca

¡Ni ver a una de ellas pido!
¡Lejos de mi vista y mente!
En qué infierno he vivido
Frente a esta infame indecente...”

Así dejó su cuerpo
Pensando en esta mujer
Sin recordar por cierto
Al Supremo Ser

De acuerdo a la conciencia
En el momento de morir
El alma alcanza por meta
Lo que pensó al partir

Mientras la mujer pecaba
Se encomendaba al Señor
Y por la vida que llevaba
Siempre pedía perdón

“¡Oh qué caída!, ¡que baja!
Es esta vida mía
Dame Señor Tu gracia...”
Día y noche repetía

El brahmana sin embargo
Orgulloso de sus ritos
Se jactaba por su lado
De ser correcto y limpio

Más su mente moraba
En su odiada vecina
Al punto que nunca oraba
Por la gracia divina

Más fuerte que el amor
Es el rencor en el hombre
Por ello tanto dolor
Tras su sonrisa esconde

Ya puede adivinar
Nuestro preciado lector
Qué distinto final
Alcanzaron los dos

Externamente pecaba
Lamentando la pobre mujer
E internamente el brahmana
No cumplía su deber

Debió haberla ayudado
Siendo misericordioso
Se distingue el bueno del malo
En que el uno ayuda a los otros

Ella alcanzó gracia
Por su pedido continuo
Más quién se creyó sin tacha
Recibió otro destino

Sin juzgar el sentimiento
La condenó por su actuar
Lo importante va por dentro
No se actúa sin errar

Nació él según su pensar
En lo que tanto odiaba
Mucho sabe quién sabe amar
De los secretos del alma

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