24- El Rey y su Ministro


Cierta vez gente del pueblo
Presentó esta queja al rey:
”¿Porqué el ministro tan buen sueldo
Recibe de su merced?

Siempre sentado allí lo vemos
Sin ni sudar en su labor
Mas nosotros por mucho menos
Sí trabajamos de sol a sol...”

Hizo el rey ante este reclamo
Que un elefante le trajeran
Y le pidió a esos vasallos
Que su peso le dijeran

Al elefante se llevaron
Para cumplir con la empresa
Mas al tiempo regresaron
Meneando tristes la cabeza:

“No encontramos su majestad
Forma de pesar a este elefante
Pues en toda la ciudad
No hay pesa tal que lo aguante...”

Entonces el mismo pedido
Hizo el rey a su ministro
Y este cumplió lo requerido
Dándoles los quilos precisos

“¡Cómo lo hizo!, ¿cómo lo hizo?”
Preguntaron la gente y el rey
Y entonces el ministro les dijo
Como fue su proceder:

“Llevé al elefante al puerto
Y lo subí a un navío
Y hasta donde lo hundió su peso
Lo marqué bien definido

Después hice que lo bajaran
Y llené el navío con piedras
Hasta que por su peso llegaran
A esa marca que antes hiciera

Hice después pesar las piedras
Una a una y lo fui sumando
Y la cifra de todas ellas
Me dio lo que andaban buscando...”

“¿Vieron pues –les dijo el rey-
Como sin esfuerzo alguno
El si supo responder
Lo que no pudo ninguno?

Por ello a él le debo más
Pues bien vale su inteligencia
Con la cual hago velar
Por vuestras propias pertenencias...”

Y así se fueron sin envidia
Elogiando al justo rey
Y que bien se merecía
Esa paga el hombre aquel

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